quarta-feira, 18 de abril de 2007

Cap.17 Una cuestión de foco

Maya o Mahamaya es la diosa de la ilusión. O de las energias ilusorias - la energia ilusoria según la visión védica de la vida. Maya está presente en toda parte y es ella quien no permite que tengamos una visión de la realidad. Maya juega su velo sobre todas las cosas de modo que lo que vemos son aspectos de la realidad universal a través de lentes ilusorias y distorsionadas. Eso no quiere decir que, en antigua la India y para muchos en la India actual, Maya sea odiada, evitada o perseguida. Maya es parte del gran juego de la vida – juego en el sentido lúdico, de diversión. Es gracias a la ilusión de Maya que nosotros consideramos como reales cosas absurdas: racismo (hay qiuen mate por él), materialismo como forma de vida, superioridad del homem sobre la mujer y otras creencias cristalizadas. Los hindúes, los budistas, los taoístas y puebloss nativos de todos los continentes tienen una idea o noción de Maya. Los peblos nativos de Suramérica también. Los Mbyá-guarani creen que todo lo que vemos al rededor de nosotros no pasa de um reflejo de cosas, seres, del mundo real.

Mahamaya patrocina el que tengamos visiones fuera de foco de todo lo que percebimos. En le caso de la Fuente de la Neblina Creativa hay quien ahí solo vea recursos hidráulicos preferentemente no aprovechados. Otros como un atractivo turístico. En tiempos pasados, como un obstáculo, um estorbo para la navegación. Mucha gente la ve como un lugar ideal para la construccióno de un parque tematico como Disneyland. Pero felizmente muchos laa ven como un santuário, un templo, un lugar sagrado.

Mas a pesar del gran domínio sobre nuestro modos de percepción, la humanidad ha hecho progreso en el sentido de ampliar la visón. A visión propuesta en este libro es la de vernos como parte del todo y el todo como parte de nosotros mismos. Esta idea es sencilla pero ya fue considerada peligrosa. En 1600, el filósofo Giordano Bruno repitió esta afirmación en publico y fue quemado en una hoguera. Un buen ejemplo de como Maya trabaja. Aparentemente, nadie se arriesga a ser quemado em ua hoguera hoy, por creer que Diós está en todo. Sin embargo aun no aceptamos, en la práctica, que la humanidad es una, unaúnica unidad. No aceptamos que somos hermanos. Vivimos cada uno en su casa. En sua propiedad. En su país. Dentro de su cultura. De su raza. Maya no nos permite tener una visión de somos universales – de que vivimos en el universo.Que no estamos en tierra firme. Que nuestro lindo y pequeño planeta es móvil y pasa el tiempo viajando. Que somos pequeñas partículas microscopicas agarradas a su piel y al mismo tiempo parte de esa piel.

Mismo sin nunca salir de casa, cada uno de nosotros viaja 942 millones de kilometros por año. Es el viaje que la tierra realiza al rededor del Sol. Es a este viaje que nosotor le damos el nombre de año. Y ese viaje es hecho a una velocidad atontante: 108 mil kilómetros por hora. Si tuviéramos esta visión clara en nuestra mente, todos los hombres y mujeres del Planeta se verían como pasajeros y viajeros de un mismo barco, como viajeros del universo. Viajeros cósmicos, según esta visión es lo que todos somos y no alguna espécie de visión de tontos o místicos locos. Además de la gran velocidad del Planeta en su órbita al rededor del Sol, la tierra voltea aun en torno a si própria o de su própio ejo. A cada uno de esas vueltas nosotros le llamamos “día”. Es una vuelta hecha en 24 horas a una velocidad de 1.640 kilómetros por hora. Pero eso no es todo. Además de participarmos de este juego, en esta danza de la Tierra y del Sol, aun participamos de la danza cósmica.

El orden en el universo es voltear. Es una danza. No es solo la Tierra que danza, al baile al rededor del sol. El Sol y toda estrella que vemos (o no), también participan de um viaje mucho más largo al rededor del centro de la Via Láctea, a cada 240 millones de años a una velocidad de 137 millas por segundo. Nosotros – es decir el Sol con sus planetas y cada estrella del firmamento con sus planetas y esos con sus satélites – hemos completado menos de 20 de estas vueltas, al centro de la Galáxia, desde que la Tierra nació.

Si llamarmos a cada una de esas vueltas un año, tenemos ahí un Planeta muy joven – una tierra con poco menos de 20 años galácticos. Un planeta jóven. Adolescente. Así, la danza del uiverso es una gran diversión en la cual todos participamos y siqiuera notamos que estamos participando de alguna cosa tan maravillosa. Es Maya trabajando.

Gracias a Maya, tenemos una visión distocionada de nuestro Planeta. No nos vemos como eternos niños y niñas que viajan 942 millones de kilómetros por año, agarrados a la piel de un globo que juega con otro globo a más grande llamada de Sol y que por su vez persigue en este eterno juego el centro de una Galáxia llamada Via Láctea (Tapi’i rapé o “camino del tapir” en Mbyá Guaraní).


No percebemos que este globo donde moramos en el espacio tiene un tamaño limitsdo, un peso límite, capacidad límite para todo. Dividimos este globo en países y creamos fuerzas armadas para defenderlos. E hicimos armas de hueso, de madera, de piedra y terminamos construyendo bombas. Hoy ya tenemos más de 20 mil bombas nucleares en condiciones de uso. Las bombas que tenemos ya han ultrapasado hace mucho la capacidad de desintegración del Planeta.

Los homens – y nos referimos especialmente al masculino – se especializaron en asegurar que toda belleza sea prohibida. La Tierra es bella. El universo es bello. La Fuente de la Neblina Creativa es bella. La infancia es bella. La juventud es bella. La vejez tranquila de quien se siente bien es bella. Por eso todo hay que destruido. En su lugar, se vive momentos de gloria y euforias económicas. Cada bomba produce ganancias. Y Maya se ríe y los deja pensar que son hombres de suceso.

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